Lydia Gracia debe ir a vivir a la ciudad con su tío Jim, un taciturno panadero. En sus cartas a casa cuenta cómo, en lugares improvisados, siembra las semillas que le manda su abuela. Al llegar la primavera, las flores de Lydia despiertan las sonrisas de los clientes, pero para la sonrisa que ella más desea, la del tío Jim, preparará una sorpresa muy especial.