Hanielle se ve obligada a abandonar su hogar y emprender un peligroso viaje por mar junto a su madre y un montón de desconocidos. La barca en la que viajan es pequeña, inestable y en ella apenas llevan ni comida, ni bebida. Tras superar numerosas dificultades, al arribar a puerto, Hanielle casi se siente feliz, aunque una duda todavía le inquieta: “¿querrán jugar conmigo aquí”?