* Imágenes inolvidables de Steve McCurry que captan de forma espléndida la humanidad de los niños, sus corazones y sus almas, que se extiende hasta los rincones más recónditos de nuestro planeta. Su obra convertida en una especie de profunda e inolvidable meditación.
* La eterna resiliencia de la infancia se hace notar con fuerza en las fotografías de McCurry, el cual ha captado el impulso y la capacidad de encontrar la alegría incluso en las condiciones más difíciles.
* Su visión sobre la infancia es tan variada y diversa como lo son los propios niños del mundo. Pero la línea de fondo, con independencia de hacia dónde dirija la lente, es que, mientras haya infancia, hay esperanza.
El imperativo del juego surge de un sinfín de maneras, como en la imagen en la que unos niños utilizan el cañón de un tanque oxidado como una especie de gimnasio en la selva, con lo que convierten un dispositivo de muerte en fuente de diversión.
A estos niños no les mueve ninguna teoría ni filosofía políticas; lo único que hacen es transformar un arma temible en un juguete mediante una alquimia que, aunque es habitual en la infancia, la mayoría de nosotros perdemos al entrar en la adolescencia.