Un día como cualquier otro de 1970, Sebastião Salgado tomó por primera vez una cámara entre sus manos. Tenía entonces 26 años. Al mirar a través del visor tuvo una epifanía: de repente, la vida cobró sentido. A partir de aquel día (y pese a que tuvieron que pasar años de duro trabajo hasta que pudo ganarse la vida como fotógrafo), la cámara pasó a ser la herramienta a través de la cual interactuar con el mundo. Salgado, que «siempre ha preferido la paleta de claroscuros de las imágenes en blanco y negro», tomó muy pocas fotografías en color antes de renunciar por completo a este medio.
El fotógrafo Sebastião Salgado, que creció en una hacienda de Brasil, siente un profundo amor y respeto por la naturaleza; asimismo, es un hombre profundamente comprometido con la devastadora situación socioeconómica en la que, a menudo, se ven afectados los seres humanos. Entre los innumerables trabajos que Salgado ha producido durante su prestigiosa trayectoria, destacan tres proyectos de gran envergadura: Trabajadores (1993), que documenta la evanescente forma de vida de los obreros de todo el mundo, Éxodos (2000), un tributo a la emigración masiva provocada por la hambruna, los desastres naturales, el deterioro medioambiental y la presión demográfica; y esta nueva obra, GÉNESIS, que es el resultado de una épica expedición de ocho años para redescubrir montañas, desiertos, océanos, animales y pueblos que han eludido la impronta de la sociedad moderna: la tierra y la vida de un planeta aún virgen. «Alrededor del 46 % de la Tierra permanece en el estado en el que se hallaba en la época del Génesis —nos recuerda Salgado—. Debemos conservar lo existente.» El proyecto GÉNESIS, junto con el Instituto Terra, fundado por Lélia y Sebastião Salgado, se propone mostrar la belleza de nuestro planeta, revertir el daño que se le ha causado y conservarlo para el futuro.
En sus más de 30 viajes, realizados a pie, en avioneta, en buques, canoas e incluso a bordo de globos aerostáticos, con un calor y un frío extremos y en condiciones a menudo peligrosas, Salgado creó una colección de imágenes que nos muestran la naturaleza, los animales y los pueblos indígenas con una sobrecogedora belleza. Salgado, que domina la monocromía con tan extrema destreza que compite con el virtuoso Ansel Adams, ofrece una nueva dimensión de la fotografía en blanco y negro; las variedades tonales de sus obras, el contraste entre luz y oscuridad, recuerda las obras de grandes maestros como Rembrandt y Georges de La Tour.
¿Qué descubrimos en GÉNESIS? Especies animales y volcanes de las Galápagos; los pingüinos, leones marinos, cormoranes y ballenas del Antártico y el Atlántico Sur; los caimanes yacaré y los jaguares de Brasil; los leones, leopardos y elefantes africanos; la tribu de los zo’e, aislada en lo más profundo de la selva amazónica; la neolítica etnia korowai de Papúa Occidental; los nómadas ganaderos dinka en Sudán; los trashumantes nenets y sus manadas de renos en el Círculo Polar Ártico; las comunidades selváticas de los mentawai en las islas al oeste de Sumatra; los icebergs del Antártico; los volcanes de África Central y de la península de Kamchatka; los desiertos saharianos; los ríos amazónicos Negro y Yuruá; las gargantas del Gran Cañón; los glaciares de Alaska… y mucho más. Habiendo dedicado tanto tiempo, energía y pasión en la creación de este trabajo, Salgado equipara GÉNESIS con lo que él describe como «mi carta de amor a la Tierra».
A diferencia de la edición limitada de coleccionista, concebida como un porfolio de gran formato que avanza en zigzag por el planeta, la edición comercial agrupa geográficamente una selección de fotografías en cinco capítulos: Zona meridional del planeta, Santuarios, África, Zona septentrional del planeta, Amazonia y Pantanal. Pese a nutrirse de la misma fuente, uno y otro libro (ambos editados y diseñados por Lélia Wanick Salgado) difieren radicalmente en sus planteamientos. Aun así, los dos constituyen un homenaje al triunfal e inigualable proyecto GÉNESIS de Salgado.