Fue Bertrand Russell quien dijo que la filosofía es siempre un
ejercicio de escepticismo. Aprender a dudar implica distanciarse
de lo dado y poner en cuestión los tópicos y los prejuicios,
cuestionar lo incuestionable. No para rechazarlo sin más, sino
para examinarlo, analizarlo, razonarlo y, por fin, decidir.
Elogio de la duda recorre las vicisitudes de la duda a lo largo y
ancho de la historia del pensamiento —desde sus páginas nos
hablarán Platón, Aristóteles, Descartes, Spinoza, Hume,
Montaigne, Nietzsche, Wittgenstein, Russell, Rawls y un largo
etcétera de hombres que decidieron dudar— y lo hace de
manera asequible a un público amplio, sin renuncia alguna al
rigor y la profundidad de quien ha ejercido la docencia
universitaria durante 30 años.