Este no es un libro de denuncia, es un relato personal en el que el autor muestra su desconsuelo por la situación actual de la justicia en España y sus pocas esperanzas de que la situación cambie.
Se explica lo que piensa, lo que siente, lo que sufre y lo que preocupa a un joven desde el momento en que decide que va a dedicar su vida a impartir justicia como juez: la elección de la oposición, los duros años de estudio o los exámenes son explicados con cercanía y en primera persona. Qué se siente al tener que decidir sobre la libertad de los ciudadanos acordando su ingreso en prisión o en los levantamientos de cadáveres, cómo se delibera en una Sala de justicia, o cómo se toman las decisiones, se exponen también con singular precisión consiguiendo que el lector se transporte al interior de cualquier Palacio de Justicia.
Lo que allí ha visto, lo que ha intentado cambiar y no ha podido hacerlo y que han llevado al desencanto actual, dan nombre al libro.
El libro también se ocupa de la situación actual de la Justicia: el desprestigio que rodea a la carrera judicial, la idea general de que la Justicia se encuentra politizada, erosionan el ánimo del autor que no puede dejar de sufrir por ello.
En una larga conversación que el autor mantiene con su lector, se explican episodios muy recientes en la historia actual de la Justicia y, tras leer el libro y entrar en esa conversación, será más fácil entender muchos de los que hoy se escuchan en relación con los jueces.
La política de nombramientos de los Magistrados del Tribunal Supremo, las razones ultimas de muchas de las decisiones del CGPJ, o la conducta de algunos de sus Vocales son explicadas a lo largo de esa larga conversación, y generan en el autor unos sentimientos que le han llevado a escribir este libro para dejar constancia de su desacuerdo, explicar que aún estamos a tiempo de cambiar las cosas y, sobre todo, insistir a todos los ciudadanos en que la justicia es independiente, que deben tener confianza en sus Jueces y Magistrados y que la justicia es, ciertamente, un pilar del Estado en el que pueden depositar todas sus esperanzas.