Jardines secretos, fachadas desconchadas, iglesias abandonadas y grandes mansiones que han visto tiempos mejores; jóvenes entusiastas con más ilusión que talento que llegan a las grandes metrópolis dispuestas a hacer lo que sea para formar
parte del sueño que persiguen desde la infancia; voces que susurran al atardecer en una galería cubierta por una enredadera; extraños personajes apenas entrevistos en una ventana o en el umbral de una puerta sobre el cual se anuncian filtros de
amor y lecturas de futuro. De la mano de Truman Capote viajamos a Nueva Orleans, Hollywood, Nueva York y Brooklyn, las ciudades de su paisaje estadounidense. En otra parte, un cuarteto de músicos vestidos de negro tocan después de la lluvia en
el jardín de un castillo; bajo las aguas cristalinas de una cala escondida al pie de un acantilado descubrimos un campo de flores marinas mecidas por la corriente como si las moviera una música; llega el otoño, en el aire flota el olor a humo y los rebaños de ovejas bajan de los pastos con el despuntar de las primeras estrellas. En la vieja Europa todo brilla con una poesía nueva, y aún faltarán los oscuros rituales haitianos, el Ramadán desenfrenado de Tánger y un viaje insólito en tren por las llanuras ásperas y secas de España, suspendida entre dos continentes. En este primer libro de crónicas, el joven Capote nos presenta una visión original y colorida de los lugares en los que vivió en circunstancias y épocas distintas de su vida, mostrándonos con un estilo sencillo y brillante el hondo sentido de lo que significa viajar y la autorrevelación que se produce cuando entramos en contacto con lo desconocido.