Los Simpson se ha convertido en una lengua con su propia gramática y abecedario. Ricardo Cavolo, fan absoluto de la serie desde el primer día, sabe muy bien que todas las situaciones de la vida pueden explicarse a través de sus personajes, y en este libro recurre a ellos para desplegar un fantástico mapa de las emociones. Así, por ejemplo, Homer es símbolo de la desidia pero también de la nobleza, mientras que Bart le permite hablar del miedo; Lisa, de la frustración, y Milhouse, de la soledad, entre muchos otros sentimientos. Todo aquello que nos mueve y nos conmueve está aquí, expresado en un idioma universal: el amarillo.