Las mil almas de Bolonia se revelan poco a poco. Acogedora, animada, dedicada a los placeres terrenales y al buen vivir; pero también cuna de artistas e intelectuales, origen de movimientos estudiantiles y políticos, un lugar que se anticipa a los cambios y un hervidero de experimentación donde todo es posible. Merece la pena recorrer tranquilamente los pórticos de esta ciudad extraordinaria: es como entrar en sus venas. Y conviene echar un vistazo detrás de cada puerta, siempre puede surgir una maravilla inesperada.