«Quienes lean las sagas verán prefigurada en ellas la novela moderna».
JORGE LUIS BORGES
Al igual que los griegos de la Antigüedad clásica, los escandinavos creían que llevar a cabo portentosas hazañas por las que ser recordados era el más alto destino al que un hombre podía aspirar. De ahí que la mayoría de las sagas tenga como personaje central a alguna legendaria figura de las armas o el gobierno.
Saga de los groenlandeses y Saga de Eirik el Rojo, anónimos islandeses del siglo XIII, narran de forma complementaria varias expediciones a Groenlandia y Vinlandia ;lugar no identificado de la costa norte de América, donde se enfrentaron a la belicosidad de los skraelingar, los habitantes originarios;, en los sucesivos intentos de asentamiento que se llevaron a cabo entre el 982 y el año 1000 de nuestra era, la misma época en
la que los vikingos asaltaban Santiago de Compostela y hacían incursiones contra el califato Omeya. Dos fascinantes e imperecederas narraciones que el prólogo de Antón y Pedro Casariego Córdoba contextualiza a la perfección.