El mito de escritor maldito que circunda a Dylan Thomas no ha dejado de crecer desde su muerte en 1953. El autoproclamado Rimbaud de Cwmdonkin Drive, aseveración reafirmada por el Premio Nobel de Literatura Seamus Heaney debido a su condición de enfant terrible y a la opacidad de su escritura, nos legó obras trascendentales que ocupan un lugar privilegiado en el canon occidental.
Juan Pablo Bertazza sigue el rastro de Dylan Thomas y nos muestra aspectos fundamentales, como el origen de su nombre y los primeros estímulos que lo motivaron a escribir, sin olvidar las polémicas circunstancias de su muerte en Nueva York y el impacto que esta tuvo en su Swansea natal. El autor no se centra solamente en el mito, ya que, desde una perspectiva cercana y personal, recorre los espacios vitales que alimentaron el trabajo creativo del escritor galés.
Es sabido que Dylan Thomas prefería escribir bajo el cielo gris inglés, como se lo hizo saber a Lawrence Durrell, asegurándole que «los más altos himnos al sol se escriben en la oscuridad». Sin embargo, en este libro, Bertazza realiza un ejercicio de iluminación, y aporta claridad sobre aspectos oscuros de la vida del poeta.
La habitación del culpable de que Swansea se conozca a nivel mundial es, irónicamente, la más pequeña de la casa: una piecita oscura, llena de libros, papeles y cigarrillos. Tan chica que, como decía Dylan Thomas, «había que salir para darse vuelta».
JUAN PABLO BERTAZZA