Narración delicada y conmovedora de los últimos años en la vida de una mujer que zozobra en la senilidad, Mi madre es probablemente la novela más bella, emotiva y personal del autor de La escopeta de caza. En unas páginas autobiográficas inolvidables, Inoue plasma con sobrio lirismo la muerte de su madre, así como el previo e imparable proceso que la lleva a desvanecerse en vida, a fallecer de mil pequeñas maneras antes de cruzar los umbrales definitivos de la desaparición.
Ésta es, a fin de cuentas, una historia tan vieja como el mundo, una amarguísima prueba por la que todo ser de carne y hueso debe pasar: ser testigo de la extinción de aquellos que le dieron la vida, y antes, vivir el no menos doloroso trance de ver cómo la edad convierte a los progenitores en niños indefensos en brazos de sus propios hijos, de pronto devenidos padres, cuidadores. El acercamiento de Inoue al tema es de gran sutileza, dejando espacio y tiempo a los hechos, los detalles, los pequeños momentos, que brillan aquí y allá a lo largo de ese declive, otorgándoles una humilde solemnidad. Más allá de las sombras que se proyectan en él, Mi madre es, en realidad, un libro lleno de amor que se erige, en última instancia, en un canto imperecedero a nuestra finitud, a nuestra infinita fragilidad y a la eterna e ineludible figura de la madre.