Mucha gente piensa que los poemas tienen que ser bonitos, profundos o incluso que... ¡tienen que rimar! Pero, ¿estamos locos? Keyblade ha venido a demostrar que nada de eso es cierto.
Para un poema solo hace falta tener una idea y saber poner una letra detrás de otra, da igual si trata sobre el aburrimiento, sobre un amor fortuito en el metro o sobre un perro psicólogo: seguirá tratándose de un poema. No decimos que vaya a ser uno bueno, pero... ¿no merece la pena averiguarlo?