Europa es un continente que mira atrás, lleno de cicatrices, un territorio que aglutina más pasado que presente. Álvaro Colomer nos propone cinco itinerarios por ciudades europeas que no pueden desprenderse de ese pasado –Gernika, Chernóbil, Transilvania, Lourdes y Auschwitz–, y que constituyen una peculiar geografía de las emociones: la Historia las ha paralizado, no les permite avanzar; los turistas las visitan atraídos por el acontecimiento que les dio fama mundial –un bombardeo, una catástrofe, una leyenda, una aparición, un genocidio– y nadie se interesa por el resto de atractivos que presentan.