Movido no sólo por haber experimentado intensas ilusiones a lo largo de su vida, sino por su propia vocación teórica y, una vez puesto a la tarea, por los sorprendentes hallazgos, en primer lugar, de que la palabra "ilusión" («tan general, de tan larga historia, de tan claro linaje latino, común a tantas lenguas») es algo privado del hispanohablante, y en segundo, de la casi absoluta ignorancia acerca de esta emoción, Julián Marías aborda en este "Breve tratado de la ilusión" un insólito y fascinante recorrido por este «secreto de la lengua española». A partir de aquí, y a través de sus distintos capítulos, Marías analiza con sabiduría las relaciones del término, y de aquello que designa, con la imaginación, el tiempo, el deseo, la vocación, el amor y, por último, con la presencia y la ausencia del propio objeto de la ilusión.