Edith Stein Courant nació en 1891 en Breslau (Polonia),
en el seno de una familia judía de clase media.
De carácter fuerte, alegre y voluntarioso, Edith pronto
destacó en la escuela por su compañerismo e inteligencia. Tras una fuerte crisis a los trece años, dejó temporalmente los estudios y abandonó por completo la práctica religiosa, declarándose agnóstica. Más adelante se dedicó a la enseñanza. Fue ayudante del profesor Husserl y su espíritu de superación
la llevó siempre a buscar la verdad sobre el ser humano y el mundo. Se involucró en los acontecimientos de su tiempo, en la causa del voto de la mujer, y ejerció de enfermera durante
la Primera Guerra Mundial.
En 1921 leyó la autobiografía de santa Teresa de Jesús y tomó la firme decisión de convertirse al catolicismo. En 1934 se hizo carmelita descalza. Trabajó en estudios filosóficos sobre santo Tomás de Aquino y San Juan de la Cruz mientras era perseguida por su condición de judía. En agosto de 1942 la apresaron y la trasladaron a Auschwitz, donde fue asesinada. Por su ejemplo de valentía, alegría y ofrecimiento de su vida por el pueblo judío,
del que nunca renegó, Juan Pablo II la canonizó
el 11 de octubre de 1998.