“El rugby es el deporte masculino por excelencia. Ofrece una visión embrutecida del hombre liberado de las normas sociales, que hace alarde de su naturaleza salvaje. Los partidos son una lucha descabellada, rudimentaria, en las que el honor y las creencias personales desempeñan un papel fundamental. El jugador se rinde al instinto, una fuerza primitiva lo posee y lo induce a pelear hasta la extenuación con tal de defender esos ideales, de conseguir la victoria al menos una vez en la vida.”