Si no puedes acabar con tu ansiedad, por lo menos ríete de ella. Alberto Montt te enseña cómo.
Así como el miedo, el amor o la esperanza, la ansiedad nos ha acompañado desde muy pequeños en momentos cruciales de nuestras vidas. Al principio no lo sabíamos, pero, a medida que fuimos creciendo, aprendimos a detectar qué era lo que realmente sentíamos cuando se manifestaba ese malestar… ¿Es hambre? ¿Es enamoramiento? ¿Habré dicho algo mal? ¿O es que realmente debería haber aprovechado aquel 2x1? Tantas preguntas y, muchas de ellas, siempre con la misma respuesta: es ansiedad.