Durante la guerra de 1948, los soldados de una unidad militar israelí destacada en el desierto del Néguev sobrellevan como pueden el asfixiante calor de las horas de sol y patrullan al atardecer la frontera sur del nuevo Estado. En una de esas rondas encuentran a una joven palestina entre las dunas. Tras apresarla y encerrarla en su campamento, la violan en grupo, la matan y la entierran en la arena.
Muchos años después, en la actualidad, una joven de Ramala descubre por casualidad una escueta mención a aquel «detalle menor» de la historia palestina, ocurrido justo veinticinco años antes del día en el que ella nació. Obsesionada con el crimen, se dispone a investigar las circunstancias que lo rodearon.
Adanía Shibli firma una magistral novela en la que las atmósferas de cada una de las dos partes que la componen se vuelven tan asfixiantes, tan opresivas, como el aire del desierto durante la calima o como la vida en Palestina bajo ocupación militar israelí.