• Había del verbo a ver

    Diario del instituto

    Ánjel María Fernández Pepitas de calabaza EAN 9788418998492 Veure altres productes del mateix autor
    Ánjel (o Ángel) María Fernández es un profesor que escribe y un escritor que enseña en institutos de secundaria. En Había del verbo a ver cuenta, con pesar, humor y tremenda honestidad, el día a día en las aulas, su particular trato con los alumnos y con el oficio docente. Jornada a jornada, desmenu...
    Ancho: 145 cm Largo: 210 cm Peso: 350 gr
    Disponible en 7 dies
    19,90 €
  • Descripció

    • ISBN : 978-84-18998-49-2
    • Encuadernació : Libro
    • Data d'edició : 01/10/2023
    • Any d'edició : 2023
    • Idioma : Español, Castellano
    • Autors : Ánjel María Fernández
    • Nº de pàgines : 168
    Ánjel (o Ángel) María Fernández es un profesor que escribe y un escritor que enseña en institutos de secundaria. En Había del verbo a ver cuenta, con pesar, humor y tremenda honestidad, el día a día en las aulas, su particular trato con los alumnos y con el oficio docente. Jornada a jornada, desmenuza las distintas complicaciones a las que se enfrenta y los desvelos íntimos y contradicciones que la profesión y el contacto con los adolescentes le provocan no solo dentro, sino también fuera del centro escolar.
    Hay en este relato cotidiano violentas discusiones con alumnos, conflictos a veces irresolubles, desencuentros, expulsiones, pero también conversaciones entrañables y disparatadas, diálogos intensos y muy divertidos, bromas, expresiones de cariño, amor y odio por un oficio y por todas las personas que lo conforman. Había del verbo a ver no es, por tanto, un libro de ficción, aunque se haga uso de la misma para ocultar los verdaderos nombres de los chavales y de los compañeros de trabajo: Zeta, Zailo y Zoilo, Delicias, el trío Par-Lan-China, la alumna Melapela, Mafalda, Pastora… Estamos por igual ante un ejercicio documental y literario, ante una muestra contundente de vida y ante su amuleto protector:
    «Para tratar de exorcizar demonios, para mostrar al respetable lo que vivimos en las clases, para dejar testimonio, en fin, de nuestros días en el instituto y también para encontrar razones que me permitieran continuar con mi empleo y mi sueldo, comencé a escribir este diario.
    »Casi al instante advertí que cuanto más desgraciado fuera en mi trabajo, mejor sería el libro».

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