El Stuka fue una máquina de matar que se fogueó durante la guerra civil española y sembró el pánico en los primeros años de la Segunda Guerra Mundial, pero lo que late en esta novela es la identidad sexual y la violencia que se ejerce contra las mujeres en tiempos de guerra. Está ambientada en Berlón, durante los Juegos Olímpicos de 1936, y en Castellón y el Alto Maestrazgo, bombardeado por la Legión Cóndor en la primavera de 1938, y durante el cerco del Ejército Rojo en el 1945.