Premio Pulitzer 2024 en la categoría de no ficción.
Un retrato desgarrador de la vida diaria de la población palestina bajo la ocupación israelí.
El 16 de febrero de 2012 se produjo un accidente en el que se vio implicado un autobús escolar que llevaba a un grupo de niños de excursión. Un hecho trágico. Pero el lugar en el que sucedió añadió a la tragedia una dimensión kafkiana, un insoportable grado de sinrazón. El accidente tuvo lugar en una carretera de los alrededores de Jerusalén, y los niños que viajaban en el autobús eran palestinos. Uno de ellos, de cinco años, se llamaba Milad Salama.
Su padre, Abed Salama, es el protagonista de este contundente y conmovedor reportaje. Alertado de lo ocurrido, se dirigió rápidamente al lugar del accidente y empezó a buscar información sobre su hijo. ¿Estaba vivo? ¿A qué hospital lo habían trasladado? Sin embargo, ser palestino en esa parte del mundo significa estar sometido a controles del ejército israelí, trámites y obstáculos burocráticos, tener nulo derecho a recibir información precisa y ágil… Junto a él, otros personajes –palestinos y judíos– que vivieron de cerca el accidente y la evacuación de los heridos componen un fresco estremecedor. Una historia particular sirve para explicar –o al menos tratar de entender– la historia en mayúsculas. Y para denunciar una situación injusta.