Una malvada ogresa se establece en una cueva cerca de un pueblecito encantador. La terrible mujer tiene unos gustos muy especiales: solo come niñas y niños obedientes. Los padres son presa del pánico. ¿Qué pueden hacer para que la ogresa no se coma crudos a sus hijos? Pronto encuentran la solución: convertirlos en pequeños diablillos. Así que, a partir de ahora, quedan permitidas todas las fechorías imaginables.
Para los niños y niñas, cada día es una fiesta. Salvo para Arturo, que es el único que continúa respetando las normas. ¿Acabará en la barriga de la ogresa?