Monsieur Picquier siempre dice que un día sin haber leído es un día perdido. Sin embargo, desde que tuvo que vender su querida librería para instalarse en una residencia, los libros no se han movido de los estantes de su habitación. Grégoire, un joven poco amante de los estudios que acaba de dejar el instituto para trabajar en la cocina de la residencia, no lo ha visto nunca leer. Entonces, ¿a qué viene esa obsesión con los libros? Con el paso de los días, Grégoire descubrirá que el librero se ha quedado ciego. No puede leer, así que el joven empezará a hacerlo por él, y pronto un nuevo mundo se revelará ante sus ojos. Un homenaje a la literatura y a la amistad que encierra el nacimiento de un lector, la emancipación de un joven y la felicidad reencontrada de un verdadero contador de historias.