Elsa, una diminuta niña alada, sueña con poder contemplar algún día el amanecer, pero sabe que a sus delicadas alas no les puede rozar la luz del sol; por eso, evita la luz del día. Cuando anochece, con la luz que recoge (el centelleo de una estrella o el resplandor de una farola), ilumina a los animales perdidos del bosque que necesitan compañía. Todos ellos sabrán agradecer a Elsa su inmensa bondad.